Las conclusiones del informe ‘El futuro es clima’, presentado en octubre de 2022 en el Congreso de los Diputados, recogen las percepciones de 9.000 jóvenes españoles sobre la situación climática. La implicación política de los jóvenes, la adopción de medidas económicas y el impulso de la inversión pública en energías renovables son algunas de las cuestiones que más apoyo concitan para hacer frente a la crisis ecológica.
El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, sin embargo, sus contenidos en las clases son considerados «insuficientes» por casi el 80% de los encuestados. Y, a su juicio, ello influye en una menor concienciación medioambiental. La LOMLOE, la última ley de Educación aprobada en 2021, es la primera que aborda de manera transversal la educación para el desarrollo sostenible. Busca que los centros educativos se conviertan en espacios dinamizadores del cuidado ambiental, fomenten el reciclaje y el contacto con espacios verdes.
Un salto cualitativo, pero insuficiente
«Es un salto cualitativo muy importante», reconoce Luis González, coordinador de educación ecosocial de FUHEM, ya que «ninguna de las otras leyes lo ha trabajado con profundidad o en interdependencia con otras materias». A pesar de ello, Luis valora que el desafío climático y los niveles de ecodependencia que tenemos hacen que la norma sea «insuficiente». Apuesta por introducir la educación ambiental de manera más profunda, «transformando más íntegramente los currículos», y que no sea algo secundario, como señala que ocurre ahora, sino que este «en el corazón del aprendizaje».
Conxi Arlandis, maestra en el colegio Ángel Zapata (Torreagüera, Murcia) y miembro del equipo de coordinación de Teachers For Future (TFF), destaca que la LOMLOE hace «una apuesta clara por la educación para la transición ecológica», como uno de los principios fundamentales a tener en cuenta. Conxi defiende el desarrollo de la ecoeducación y el acercamiento de la naturaleza a los estudiantes para que aprendan a valorar la vida desde la infancia.
El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, sin embargo, sus contenidos en las clases son considerados «insuficientes» por casi el 80% de los encuestados
El calendario de implantación de la ley y la reciente publicación de los decretos con los currículos en las diferentes etapas educativas le lleva, sin embargo, a ser cauta a la hora de valorar el impacto efectivo de la norma. «Va a depender del impulso que se dé desde las diferentes comunidades autónomas», indica Conxi.
Para educar con perspectiva medioambiental es necesario que los profesores estén formados y concienciados, por ello, la ley educativa indica que la Educación para la Sostenibilidad se incluirá en los procesos de formación y de acceso a la función docente.
La naturaleza como aula
Teachers For Future es un colectivo de profesores que ante la emergencia climática llevan a cabo acciones concretas en los colegios para impulsar la educación ambiental y para favorecer el contacto con la naturaleza de los estudiantes. Su origen se remonta a 2017 y al blog «El guiño verde», donde profesores de todo el país compartían experiencias educativas relacionadas con el medioambiente.
Con el objetivo de llevar la temática climática a todos los colegios en España, TFF lanzó al inicio del curso escolar la campaña «28.000 por el clima» para implicar a los 28.000 centros educativos en la concienciación de la crisis climática y en la formación medioambiental. «Es una guía para programar las actividades anuales del centro», explica Conxi, y además «incluye un calendario con las fechas climáticas y ecosociales clave». Junto con el programa «Recreos Residuo Cero» para la reducción de residuos, ambas iniciativas buscan que en los centros escolares se realicen, al menos, una acción climática.
En esa acción climática el aula juega un papel importante para la preservación los espacios naturales. «Es factible usar la naturaleza como aula», afirma Conxi, e incide que son numerosas las experiencias de naturalización de la educación. En TFF apuestan por reverdecer la escuela, «recuperando espacios y materiales infrautilizados», y por promover la naturalización de los espacios escolares. «Un pequeño rincón de naturaleza permite desarrollar muchos de los temas del currículo al aire libre, in situ», expresan desde TFF.
En la misma línea, Luis ve buena idea llevar el aula a la naturaleza, «se puede trabajar en entornos abiertos como espacios de aprendizajes», y señala las ventajas de ello, «hay determinados tipos de aprendizajes que solo pueden ser en este tipo de espacios». De igual modo, considera positivo llevar también la naturaleza a los coles, con huertos o jardines, por ejemplo, ya que «el contacto directo con la naturaleza es una fuente de aprendizaje, no solamente de temas que tienen que ver con el respeto del entorno, sino también curriculares».
Una escuela sostenible
Varios estudios confirman el efecto beneficioso que tiene para las personas el contacto con la naturaleza, «se va reconociendo el trastorno por déficit de naturaleza y sus efectos para la salud física y mental», apunta Conxi, por ello otro asunto pendiente es la necesidad de adaptar físicamente los centros escolares al cambio climático. Una prioridad es hacer más eficientes las aulas, con sistemas de calefacción y aislamiento que reduzcan el derroche energético y que eviten en las clases las bajas y/o altas temperaturas.
Por otro lado, también se quiere mejorar la sostenibilidad en los colegios, apostando por instalar fuentes de agua, plantar árboles, ajardinar espacios o instalar más espacios con sombra. «Después de muchas décadas en las que se han cementado los patios escolares, se hace necesario revertir el proceso», comenta la profesora.
Francisca es alumna de Secundaria del colegio Monserrat y defensora de que la educación ambiental se integre de manera transversal en todas las asignaturas. Su colegio organiza desde el 2011 una marcha de 60km por la sierra de Madrid con la que financian proyectos sociales. «El recorrido por la naturaleza con los compañeros refuerza los vínculos entre las personas y el entorno», explica. Una combinación de ocio, hábitos saludables, trabajo en equipo y voluntariado social, esto es, una actividad de educación ecosocial.
Francisca es alumna de Secundaria del colegio Monserrat y defensora de que la educación ambiental. Su colegio organiza desde el 2011 una marcha de 60km por la sierra de Madrid. «El recorrido por la naturaleza con los compañeros refuerza los vínculos entre las personas y el entorno»
«No hay sociedades justas sin ser sostenibles» defiende Luis, por eso apuesta por trabajar en los centros educativos la educación ecosocial, «un concepto que busca capacitar a los alumnos para que sean agentes activos en la transformación de la sociedad», y la unión de lo social y lo ambiental. «No son dos conceptos separados, sino que están profundamente interconectados», resume.
En FUHEM llevan años abordando esta temática con los colegios, buscando dar un asesoramiento a cada centro educativo y equipo docente, «adaptado a su contexto, posibilidades y características», para que las transformaciones en materia ecosocial sean «reales, perdurables y visibles», relata Luis. Entre las acciones que realizan se encuentra la formación al claustro, el diseño de materiales didácticos con perspectiva ecosocial o la transformación de otros elementos del centro.
La red Naturaliza aboga por pasar en los colegios de la reflexión a la acción y propone una serie de actividades durante toda esta semana en las que los alumnos pueden aprender qué es el equilibrio en la naturaleza, calcular su huella ecológica o plasmar acciones ecológicas. Este proyecto de educación ambiental promovido por Ecoembes ha formado a 1.900 docentes en valores ambientales para que puedan introducirlos de forma transversal en las asignaturas de Matemáticas, Lengua Castellana y Literatura, Ciencias Sociales y Ciencias de la Naturaleza. «Es imprescindible que la educación ambiental cobre más fuerza en el currículum escolar para concienciar así al alumnado de la importancia de preservar y cuidar el entorno que nos rodea», concluye Raquel Martín, coordinadora de Red Naturaliza.