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¡Imaginemos!
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¡Imaginemos!

Pellicer Iborra, Carmen

Cuadernos de Pedagogía, Nº 538, Sección Editorial, Enero 2023, Cuadernos de Pedagogía

¿Qué sería de nuestra clase si todos nuestros alumnos llegaran por la mañana entusiastas y motivados? ¿Y si preguntaran vivaces un montón de cuestiones inteligentes que mostraran curiosidad y deseo de aprender? Si encontráramos colegas deseosos de colaborar en nuevas iniciativas y tuviéramos suficiente tiempo y recursos para para poder investigar y aplicar lo aprendido para ayudar a nuestros alumnos.

Educación. Debate. Consenso. Año Nuevo. Cultura. Colaboración. Fortalezas.
Education. Debate. Consensus. New Year. Culture. Collaboration. Strengths.

Carmen Pellicer

Directora

Estrenar siempre tiene un puntito de euforia, unas zapatillas, una camisa, un libro o un coche… Estrenamos el 2023 y, aunque en educación las uvas las tomamos en septiembre, queremos empezar con una invitación a disfrutar de la novedad de un año nuevo que está por dibujarse…. ¡Así que imaginemos! ¿Qué sería de nuestra clase si todos nuestros alumnos llegaran por la mañana entusiastas y motivados? ¿Y si preguntaran vivaces un montón de cuestiones inteligentes que mostraran curiosidad y deseo de aprender? Si encontráramos colegas deseosos de colaborar en nuevas iniciativas y tuviéramos suficiente tiempo y recursos para para poder investigar y aplicar lo aprendido para ayudar a nuestros alumnos. ¿Encontraríamos equipos dispuestos a innovar y aventurarse a diseñar experiencias creativas y estimulantes?... ¿Y si de repente tuviéramos la autonomía necesaria para tomar muchas decisiones que hicieran más flexible la organización de los espacios y los horarios? ¿Y si la cultura de colaboración transcendiera las paredes de los edificios educativos y las alianzas con las comunidades locales hicieran más significativo el currículum para que cobrara vida y relevancia? ¿Cómo acogeríamos a nuestra inspectora respetada por su amplia experiencia en la vida cotidiana de las aulas, volcada en interpretar el sistema para que responda a las necesidades de alumnos y docentes reales?.. ¿Y si se hubieran terminado los debates públicos sesgados e inútiles y todos creáramos diálogo social sobre lo que realmente importa…? Podríamos imaginar un año que empieza y que está por diseñar. Podemos trabajar porque nuestra imaginación en positivo se haga realidad.

Mar Romera, maestra y pedagoga, afirma que «la escuela se da en un espacio y en un tiempo. Lo que sucede en ella es relativo, susceptible de múltiples interpretaciones relativas que concatenan acontecimientos en los que muchas voces se manifiestan como portadores de verdades absolutas que no existen». Con esta premisa y bajo la influencia de Albert Einstein, el Tema del Mes, incluido en este número de Cuadernos de Pedagogía, está dedicado a la Teoría de la Relatividad… pero… en Educación. Bajo su coordinación, las páginas de este monográfico incluyen el análisis, valoración y opiniones de distintos autores y autoras con el fin de ofrecer visiones plurales de cómo «la relatividad» se imbrica en los distintos aspectos que están presentes en el mundo educativo y la importancia de elegir la perspectiva del análisis que realizamos sobre las circunstancias profesionales en las que estamos inmersos.

Abrimos con Francesco Tonucci, investigador asociado del ISTC del CNR italiano, que en su artículo «La relatividad de la evolución en educación» habla de la relatividad de la evolución en la escuela, que interpreta como la continua ambigüedad y contradicción entre una concepción conservadora y cerrada y una concepción abierta e innovativa de la educación. Apunta Tonucci que «llegamos tarde porque se han cambiado las leyes, se ha reconocido justa y necesaria una educación abierta, en favor del pleno desarrollo de la personalidad de cada uno de sus alumnos, pero no ha cambiado la formación de los profesores. Docentes que según la ley ya no deberían dar más lecciones, mandar deberes, proponer un programa igual para todos, evaluar y preocuparse más de las lagunas que de las potencialidades, continúan siendo formados por profesores que dan lecciones en aulas universitarias»

A continuación, Ignacio Morgado Bernal, catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencias y en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, escribe sobre «La relatividad de la neurociencia» donde analiza la utilización que actualmente se hace del prefijo «neuro» en distintas disciplinas, incluida la educación. El autor considera que «no parece razonable que los profesionales de cualquier otra disciplina tengan que sumergirse en esas entrañas de la neurociencia, descuidando quizá su propio y muchas veces complejo territorio, si a lo que se llega con ello muchas veces es a constatar procedimientos que la experiencia considera tan obvios como demostrados»

Seguidamente, Pepa Horno Goicoechea, psicóloga y consultora en Infancia, Afectividad y Protección, dedica su artículo a «La relatividad de lo importante» a lo que llama certezas, «elementos clave de comprensión del desarrollo del ser humano y sus necesidades que no varían según el contexto social o cultural, que son esenciales de cara a su educación y que nunca calificaría como relativas». Entre esos factores, la autora destaca como elemento clave de cara a la educación «la integración de los diferentes estímulos y vivencias que se nos brindan y que realiza cada persona de forma individual generando su propio relato, su propia identidad. Por resumirlo de algún modo, al final somos aquello que somos capaces de construir con lo que nos dieron».

Por su parte, Sonia Díez Abad, presidenta de EducAcción, en su artículo «La relatividad de la innovación en tiempo de acción, de ¡EducAcción!» presenta al alumno como nuevo sistema de referencia. Un alumnado que «tendrá que vérselas cada vez con más cosas con las que nadie se topó antes, como máquinas superinteligentes, cuerpos modificados, algoritmos que puedan manipular nuestras emociones con asombrosa precisión, rápidos cataclismos climáticos causados por el hombre y la necesidad de cambiar de profesión cada década. El espejismo de que la escuela está al margen de esta responsabilidad es una verdadera temeridad para nuestra especie».

Ana Isabel Quijada, orientadora en el IES Ramos del Manzano de Vitigudino, desentraña en su artículo «La relatividad de ser mujer» el papel de la mujer a lo largo de la historia y como su invisibilidad «además de ser profundamente injusta, tiene como resultado un imaginario colectivo empobrecido por falta de referentes femeninos que perjudica a las expectativas de logros de la mitad de la población, en este caso la femenina, y que lleva una y otra vez a las mujeres a sentir que están abriendo caminos inhóspitos». Y dedica el texto a Mileva Marîc, mujer de Albert Einstein, y a sus aportaciones a los trabajos del científico.

El siguiente artículo corre a cargo del filósofo José Antonio Marina que, con su texto «La relatividad de la experiencia», profundiza en el concepto de «experiencia» utilizando algunas nociones filosóficas. Finalmente, concluye que «nuestras experiencias directas son nuestro punto de partida, no nuestro punto de llegada, que nuestras certezas pueden estar equivocadas, y que el proceso educativo consiste en que podamos generar experiencias más ricas, creativas, rigurosas, y verdaderas».

La profesora de Formación y Orientación Laboral (FOL) en el IES Zaidín Vergeles, Olga Martínez Cárdenas, analiza en «La relatividad de la norma» la LOMLOE que «es relativa, ni tan nueva, ni tan novedosa, ni tan del partido del poder, ni tan mala, ni tan buena… Todo depende de la mirada con la que se lee, de la finalidad para lo que se hace, de la interpretación que se le da y, sobre todo, de lo que se pretende hacer después de la lectura».

María del Mar García Romera, maestra de Educación Primaria en el Colegio Mirasur, escribe sobre «La relatividad de la participación familia-escuela». En su artículo apunta, desde su propia práctica docente, que la educación es una tarea compartida y que la familia es imprescindible y como tal debe ser entendida y considerada. Y concluye «que todo es tan relativo como la propia experiencia y que solo podremos cooperar cuando familia, escuela y ciudad miremos en la misma dirección: la infancia».

José Picó Linares, arquitecto y humanista, analiza el espacio como oportunidades fenomenológicas y afectivas susceptibles de provocar las condiciones ambientales o «climas» asociados con el bienestar, el cuidado y el cobijo o, por el contrario, experiencias aversivas, en su artículo «La relatividad del espacio en la escuela: Arquitecturas para el aprendizaje». El autor sostiene que «la transformación de los espacios educativos es un imperativo de los tiempos que corren, no un capricho ni una moda. Sólo si transformamos los centros educativos en espacios flexibles, confortables, saludables, personalizados y aspiracionales, podremos adaptarnos —y sobrevivir, como siempre hemos hecho los humanos— a esos tiempos futuros que aún están por definirse pero que aspiramos a co-crear».

En «La relatividad de una maestra novata», artículo escrito por Elena García Romera, maestra de Primaria del Colegio Santa Cristina de Granada, la autora dice que dedicarse a la docencia es un reto y una gran responsabilidad. Enseñar solo es una forma relativa de seguir aprendiendo que requiere de muchas horas de formación y estudio pero que, sobre todo, necesita nutrirse de la pasión por la infancia, de la ilusión y de los buenos referentes.

Clausura estas páginas, Mar Romera con su artículo «De educación y relatividad». La pedagoga segura que «parece que, porque todos los seres hemos tenido la experiencia de la educación, de la vida, todos tuviésemos el derecho a decir cómo debe hacerse, cuál es la mejor metodología, la mejor escuela, la mejor propuesta… y aquí encuentra su sentido la palabra relatividad. En educación todo es relativo. Relativo en el tiempo. Relativo en el espacio. Relativo en las personas. Relativo en intereses, en ideologías, en instituciones… Relativo». Es quizás un enfoque algo provocador, pero me resuena con fuerza una afirmación del norteamericano Peter Senge sobre la importancia que tiene, en la gestión del cambio de las organizaciones que trabajan con capital humano, centrarse en las fortalezas y no tanto en las carencias, no obsesionarse con lo que no funciona y mucho más en lo que sí hacemos bien, y entonces imaginar. ¿Qué pasaría si los destellos de excelencia en cada aspecto de nuestro trabajo no fuera la excepción sino la regla? ¿Si pudiéramos ver la botella medio llena en vez de medio vacía? Quizás, esa experiencia de relatividad nos ayudaría a crecer de forma más eficaz. ¡Feliz Año Nuevo!

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