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¿Ciudadanía global en una escuela local? Retos para la escuela y la comunidad

Asunción Llena

Grup De Pedagogia Social (GPS) per la cohesió i la inclusión social.

Universitat de Barcelona

(allena@ub.edu)

Cuadernos de Pedagogía, Nº 535, Sección Tema del Mes, Octubre 2022

El artículo introduce los conceptos de Educación global y Educación para la ciudadanía global. Se proponen algunos elementos clave que pueden ayudar a repensar la relación escuela comunidad como marco para poder contribuir a la construcción de una ciudadanía global activa y participativa comprometida con el mundo que habita.

The article introduces the concepts of global education and education for global citizenship. Some key elements are proposed to rethink the school-community relationship as a framework to contribute to the construction of an active and participatory global citizenship committed to the world they inhabit.

Educación para la ciudadanía Global. Participación. Comunidad. Escuela
Global citizenship education. Participation. Community. School.

Conscientes de que en los últimos años nuestro mundo ha cambiado de forma rápida y acelerada, de que muchas de las cosas que eran válidas ya no lo son y de que nuestra sociedad se enfrenta a retos cada vez mayores donde las decisiones que se toman en una parte del mundo afectan a la globalidad, parece evidente que hemos de articular nuevas formas de ser y estar en el mundo. Para ello la educación es clave y a pesar de los cambios que se están produciendo en los contextos educativos aún queda mucho por hacer. Esta evidente necesidad de cambio ha llevado a organismos internacionales como OCDE y UNESCO a incorporar dos conceptos que aportan elementos interesantes y contribuyen a aumentar la complejidad del proceso educativo. Se trata de la ciudadanía global y el de Educación global que UNESCO (2014) que se funde en una propuesta, Educación para una ciudadanía global definida como:

«The formation of citizenship [in relation] with globalization. It is a concern with the relevance of knowledge, skills and values for the participation of citizens in, and their contribution to, dimensions of societal development which are linked at local and global levels. It is directly related to the civic, social and political socialization function of education, and ultimately to the contribution of education in preparing children and young people to deal with the challenges of today’s increasingly interconnected and interdependent world» (p. 15)

Definición que recoge la dimensión social y política de la educación frente a otras miradas más competenciales centradas en encajar en el mundo del trabajo. En esa misma dirección el Consejo de Europa (2019) plantea la educación global como un aprendizaje transformativo que implica «problem analysis and participatory decision-making processes at all these stages. The educator and the learner need to be able to critically examine the present reality and facts and explore how to move beyond it» (p. 19). Ambas propuestas centran su interés en la transformación social crítica en un mundo más interconectado e interdependiente. En este marco de referencia toman relevancia las conexiones entre las personas (conocerse, comprenderse, respetarse) parte de la premisa de que la comprensión y el conocimiento facilitará la cooperación y la solidaridad dando un papel central a las personas en su proceso de aprendizaje y desarrollo personal y social. Dar ese papel central a las personas conlleva facilitar, promover su implicación y participación.

«Ser ciudadano implica comprometerse con la comunidad de la que uno forma parte, participar de forma activa y responsable en ella»

La Educación global y la Educación para la ciudadanía global comparten objetivos. Ambas buscan facilitar y promover contextos donde los educandos se conviertan en agentes sociales autónomos y comprometidos capaces de pensar de forma global y actuar de forma local y de tomar decisiones en el marco de las instituciones democráticas. Pretenden contribuir a la construcción de una ciudadanía activa y comprometida que actúe con respeto a los derechos humanos capaz de comprender los problemas mundiales y desarrolle sus capacidades, habilidades, actitudes y valores para hacer frente a retos locales-globales.

Educación para una ciudadanía global(local) capaz y con consciencia crítica

Una ciudadanía capaz, competente, consciente de sus derechos y también de sus responsabilidades solo es posible cuando forma parte activa de sus procesos de aprendizaje y de los procesos de transformación social. Esto desafía los procesos educativos sean cuales sean y sobre todo al papel de la escuela. Carreño, Hernando y Moreno (2019) recogiendo la mirada de autores como Morin (2006), Nussbaum (2012), plantean un reto a la escuela en tanto que entiende que la educación debe tener un horizonte más allá de lo social, una aspiración política y así contribuir a la construcción comunitaria y a la transformación social en un mundo global e interconectado. Lo hace poniendo en el centro la necesidad de desarrollar la corresponsabilidad y la participación social y ciudadana. Una implicación y compromiso enraizados en el conocimiento y la consciencia crítica de una ciudadanía global comprometida con el mundo que habita.

«Necesitamos un enfoque que reconozca la educación como un proceso continuo, interconectado con un ecosistema diverso y en evolución constante»

Llena y Novella (2014) refieren que ser ciudadano implica comprometerse con la comunidad de la que uno forma parte, participar de forma activa y responsable en ella. No es suficiente con tomar parte, hay que tomar partido. Ello requiere reconocimiento de chicos y chicas, de sus capacidades, y facilitar, acompañar procesos que les permitan un ejercicio activo de su ciudadanía partiendo del conocimiento, la reflexión, el análisis crítico de la realidad, la búsqueda de alternativas y la acción transformadora.

Conscientes de que las capacidades, cuando se ponen en acción, pueden mejorar y desarrollarse, y que a ello contribuyen los entornos de formación y las experiencias vitales, hay que articular diversidad de espacios educativos, de oportunidades más allá de la escuela que contribuyan a la construcción de una ciudadanía global que ejerza sus derechos y asuma sus responsabilidades. Una tarea compleja como esta no puede recaer solo en la escuela y mucho menos cuando nuestro mundo es cada día más complejo, global e interconectado donde movilidad, interrelaciones y cambios son centrales.

Repensando las relaciones escuela-comunidad

Hoy más que nunca es relevante la crítica que en 1970 hacía Freire a la educación bancaria donde la escuela es la depositaría de unos conocimientos y habilidades que entrega para ser aplicados en el mundo social o del trabajo. Necesitamos un enfoque que reconozca la educación como un proceso continuo, interconectado con un ecosistema diverso y en evolución constante. El diálogo y la acción compartida entre escuela y comunidad son una necesidad.

La comunidad no es solo un contexto, la comunidad no es solo un contenido educativo, va más allá, es un ecosistema educativo donde la escuela es un agente más. La escuela debe revisar sus contenidos, sus formas de hacer, de estar y de relacionarse con el mundo. No se trata de formar competencialmente a futuras generaciones para el mundo del trabajo o para un modelo social concreto… Se trata de trabajar con generaciones que ya son y que están en el mundo, que circulan en diferentes espacios, que viven diferentes momentos y atraviesan diferentes situaciones. En un contexto global e interconectado donde los saberes ya no pueden encajonarse, ni compartimentarse, y que se construyen y reconstruyen permanentemente. Se necesita facilitar procesos que permitan articular capacidades, potencialidades y recursos en torno a la construcción de una sociedad que a pesar de los cambios sea justa, inclusiva, innovadora, creativa y sostenible.

La escuela como institución de, en y para la comunidad ha de resituar sus relaciones con todos los agentes del ecosistema educativo, compartiendo responsabilidades y liderazgos, repensando su ser, estar y hacer. Teniendo en cuenta que debe adaptarse a las personas y ponerlas en el centro de todo el proceso de aprendizaje desde su diseño hasta su evaluación. Ello implica construir contextos más flexibles y más amplios donde la comunidad y la escuela se convierten en un todo interconectado que permite aumentar los espacios y las oportunidades para aprender.

«La escuela debe revisar sus contenidos, sus formas de hacer, de estar y de relacionarse con el mundo»

Se nos presenta un interesante reto ¿cómo construir esos contextos? Han de ser flexibles, adaptables y relacionales. Donde se establezcan conexiones, diálogos y liderazgos compartidos entre educación, cultura, salud, servicios sociales, deportes, tiempo libre. Algunas propuestas como los proyectos de ciudades educadoras, los planes educativos de entorno, la formación para la ciudadanía, los proyectos de aprendizajes y servicio o la que realiza la Aliança 360 (1) , para evitar el acceso desigual a la educación apuntan a una educación «sin límites» espaciales, temporales, económicos o sociales. Propone un trabajo con la comunidad a partir de esa responsabilidad social compartida.

Abrir la escuela a una comunidad local-global ¿Y ahora qué?

El mundo local, la comunidad, no se puede entender sin mirar que ocurre en el contexto global. Son precisamente las incertidumbres y la globalidad las que contribuyen a que las personas busquen referentes que articulen seguridad y libertad. Somos seres sociales y necesitamos unos de otros y de un contexto que confronte los retos colectivos que van más allá de las comunidades culturales o locales. En este marco la propuesta de Educación para la ciudadanía global tiene sentido como también lo tiene plantear la educación desde una perspectiva de educación holística donde la comunidad reconstruida ha de ser contexto, contenido y proyecto. Tenemos la oportunidad de reconstruirnos en función de nuevos escenarios más flexibles y cambiantes. Plantear comunidades que, desde el respeto a la diversidad, a la individualidad, se construyan desde lo colectivo, con consciencia crítica y acciones locales que no pierdan de vista que su impacto es global.

Planificar la educación de forma holística, compartida y co-liderada. Reconocer los individualismos y los diversos niveles del contexto social (micro, meso, macro, local y global). Las propuestas educativas que se hagan desde la escuela o de otras entidades que forman a las personas, especialmente a niños y niñas, deben construirse a partir de conformar una red de relaciones, de nudos, de entidades interconectadas que comparte la responsabilidad en el diseño, la producción y la evaluación de espacios de aprendizaje. Acordar cuáles son los elementos centrales, las competencias básicas necesarias, los objetivos para poder funcionar en la comunidad local, pero con una perspectiva global.

«Tenemos la oportunidad de reconstruirnos en función de nuevos escenarios más flexibles y cambiantes»

Acordar qué hacemos, cómo lo hacemos, con quién lo hacemos y cómo distribuimos las responsabilidades. Ello puede implicar modificar las estructuras de los espacios formativos construyendo puentes, estableciendo canales y trabajando cooperativamente El trabajo se hace mejor cuando los representantes de las escuelas y de la comunidad planifican y trabajan juntos, de forma colaborativa y colegiada. Esto comporta proporcionar tiempos de planificación suficientes para crear relaciones de confianza entre la escuela, los educandos y otros agentes comunitarios para poder implicarlos en los procesos de evaluación, diseño, planificación e implementación de las propuestas y de los espacios para aprender en contexto cambiante y por tanto se requiere de un proceso continuo de evaluación y mejora continua.

Creación de asociaciones/partenariados y redes socioeducativas amplias. El enfoque holístico exige un trabajo colaborativo de los actores formales y sectores no formales que involucran múltiples actores. Autores como Díaz-Gibson et al. (2017) plantean que generar ecosistemas relacionales entre actores educativos basados en la interdependencia interna entre profesionales y agentes dentro de una organización; pero también externas entre las instituciones, entidades y servicios presentes en un territorio. Aunque es necesario ir más allá y promover asociaciones y redes nacionales e internacionales para pasar de una cultura del individualismo y la sectorialidad, con una perspectiva local hacia un proceso más dialógico, con perspectiva global y abierto, incluyendo a la comunidad y a la sociedad en general, construyendo, uniendo y vinculando las conexiones entre nuestro entorno de aprendizaje y otros lugares que brindan oportunidades para aprender, para la acción, para el compromiso y que pueden traer nuevas perspectivas.

Este trabajo de construcción de redes socioeducativas implica poner en relación a las escuelas y las actividades extraescolares que en ellas se organizan; las entidades culturales, de ocio, deportivas; servicios sociales y servicios de salud, ONG’s, entidades vecinales, el tejido empresarial, etc. Requiere una buena organización del trabajo de los profesionales para evitar duplicidades y promover complementariedades.

Construir, generar espacios de participación accesibles, cohesionados, inclusivos, equitativos, con participación de todas las entidades y las personas del territorio. Espacios que contribuyan a la movilización de los aprendizajes informales y a la transferencia de conocimiento. Espacios donde la acción compartida permita relacionar saberes y conocimientos, poniéndolos en acción en contextos diversos, incorporando la diversidad de perspectivas con la participación de diversos colectivos para pensar y actuar conjuntamente. Esto hace crecer el sentimiento de pertenencia, y el compromiso contribuirá a desarrollar la conciencia de responsabilidades sociales y políticas.

Esto se puede desarrollar en relación con el mundo en que viven, participando activamente en el complejo contexto al que pertenecen. Ser parte de la comunidad, tomar parte en acciones comunes los prepara para tomar acciones para el cambio y construir futuros alternativos buscando nuevas soluciones a los desafíos.

Mostrar la complejidad del contexto a los estudiantes y a otros actores sociales poniéndolos en relación con el mundo, haciendo que compartan experiencias, que se interroguen acerca del mundo, analizando los problemas y situaciones reales con los que se enfrentan a nivel local, nacional y global, desde diferentes ópticas y con la posibilidad de experimentar. Valorando sus experiencias vitales y facilitando que piensen en otras alternativas posibles y tomen consciencia de su papel en el mundo.

Procesos de aprendizaje, centrados en el mundo con impacto local, impulsados por los estudiantes desde sus intereses y motivaciones, involucrándoles en acciones colectivas. Trabajar a partir de retos, situaciones, problemas, tomando en consideración las interconexiones y las diferentes perspectivas, no solo de los individuos sino de las diferentes culturas. Para así equilibrar lo individual y lo colectivo, lo global y lo local. Estos procesos podrían contribuir a generar cambios en su entorno próximo. Un aprendizaje significativo y participativo. Los entornos de aprendizaje tienen que ser capaces de mostrar la diversidad de enfoques, ofrecer conocimientos sobre las diferencias y similitudes de creencias y prácticas, promover un diálogo para crear conexiones, tender puentes entre varias perspectivas culturales para abrir horizontes y crear conciencia de las interdependencias. Es necesario construir una ciudadanía global que mejore de forma sostenible el mundo en el que vivimos.

Contribuir a la formación de estudiantes críticos, seguros de sí mismos e independientes. Construir un contexto que facilite el empoderamiento de los y las estudiantes para tomar decisiones informadas y acciones sobre la sostenibilidad de la vida real y los problemas globales. Favorecer que examinen diferentes supuestos, buscar conocimientos contrastados, experiencias para analizar los discursos dominantes y conocer las disidencias. Hacerles descubrir las relaciones de poder y que hay personas/grupos que están sistemáticamente subrepresentados, excluidos para tomar conciencia de ello y de las causas que generan estas situaciones contribuirá a desarrollar el pensamiento crítico y estar abiertos al cambio

En definitiva, se trata de seguir avanzando y pensar la comunidad como contexto, contenido y proyecto de, para y con una ciudadanía global en la que la escuela es un actor más que puede ser el motor que se necesita para el diseño de una propuesta educativa colectiva, participada, compartida, que contribuya a la construcción de una ciudadanía global interconectada, comprometida con los retos de su tiempo.

Para saber más

  • Carreño, S., Hernando, W. y Mazuera, J. A. (2019). ¿Enfoque de competencias o enfoque de capacidades en la escuela? Revista Electrónica de Investigación Educativa, 21(1)
  • Consejo de Europa (2019). Global Education Guidelines. Concepts and methodologies for global education for educators and policy makers.
  • Díaz-Gibson, J., Civís, M., Daly, A. J., Longás, J. y Riera, J. (2017). Networked leadership in educational collaborative networks. Educational Management Administration & Leadership, 45(6), 1040-1059.
  • Llena, A.; y Novella, A. (2018). Impulsar la Participación Infantil. Los consejos de infancia y adolescencia. Barcelona: Graó
  • Morin, E. (2006). El método. T. VI: Ética. Madrid: Cátedra.
  • Nussbaum, M. (2012). Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. Barcelona: Paidós.
  • UNESCO (2014). Global citizenship education: Preparing learners for the challenges of the 21st century.
(1)

Aliança 360 impulsada por Fundació Jaume Bofill, Diputació de Barcelona y Federació de moviments de renovació pedagògica de Catalunya.

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