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De los QC a los KC: la muerte de la reina Isabel implica algunos cambios no tan anecdóticos en la abogacía británica

De los QC a los KC: la muerte de la reina Isabel implica algunos cambios no tan anecdóticos en la abogacía británica

  • 19-9-2022 | LA LEY
  • En la tradicional y muy formal abogacía británica, el fallecimiento de la reina Isabel va a implicar un cambio que, meramente formal en apariencia, puede reabrir un debate cerrado desde hace unos años y de no menores consecuencias para el negocio de la abogacía.
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Carlos B Fernández. En la tradicional y muy formal abogacía británica, el fallecimiento de la reina Isabel va a implicar un cambio que, meramente formal en apariencia, puede reabrir un debate cerrado desde hace unos años y de no menores consecuencias para el negocio de la abogacía.

Se trata de ese selecto grupo de abogados que hasta el pasado 3 de septiembre podían incluir en sus tarjetas de visita las iniciales "QC" (Queen’s Counsel, Consejero de la Reina) y que, en lo sucesivo, deberán sustituir por las de "KC" (King’s Counsel, Consejero del Rey).

Se trata de una distinción ostentada tradicionalmente por un reducido grupo de abogados, unos 2.000 en todo el conjunto de la Commonwealth o comunidad de naciones del antiguo imperio británico, reservado a los abogados más veteranos y respetados. Históricamente se ha concedido a los barristers (muy simplificadamente, los abogados que actúan ante los tribunales), aunque en 1996 el sistema se abrió también a los solicitors (también muy simplificadamente, los abogados británicos que prestan asesoramiento jurídico pero que no actúan ante los tribunales).

Tradicionalmente, estos Consejeros, informalmente conocidos como "silks", en referencia a las particulares togas de seda que llevan ante los tribunales, además de las pelucas, eran nombrados por la Corona, tras un proceso de solicitud que dura años.

El sistema se remonta a 1597, cuando la reina Isabel I nombró a Sir Francis Bacon como primer Consejero de la Reina. Pero estuvo a punto de ser abolido hace 20 años, con motivo de las críticas suscitadas no solo por ser considerado un sistema demasiado secreto y dominado por hombres blancos, sino, en particular, por lo inapropiado de que la Corona otorgara un título a los abogados que pudiera darles una ventaja sobre sus pares.

Y es que, además de determinados privilegios informales de los que gozan estos profesionales, como disponer de asientos en primera fila ante los tribunales, los poseedores de esta distinción suelen cobrar más por sus servicios, pues esa denominación va asociada a un elevado nivel de excelencia profesional, en particular en el ámbito litigioso.

Por ello, tras ciertas discrepancias dentro de la profesión, que denunciaban que el método de selección era arbitrario y desigual, se modificó el sistema para nombrar a esta élite de la profesión mediante un riguroso examen, pero eso si respetando las consabidas siglas.

Fuentes del sector citadas por Reuters se preguntan si la llegada de un nuevo rey supondrá nuevos cambios en esta figura.

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