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El futuro de los profesionales de la privacidad

Martínez Martínez, Ricard

LA LEY 2224/2022

En este número hemos intentado provocar la imaginación de nuestras colaboradoras y colaboradores, proporcionándoles un espacio para vaticinar el futuro que nos espera desde sus privilegiadas atalayas de la universidad, la administración y el ejercicio de la profesión. Creemos que esa mirada suya al horizonte de la privacidad nos va a permitir a todos afrontar con una visión más amplia y completa el reto de promover una sociedad en la que el tratamiento de datos, no sólo garantice los derechos individuales, sino que se oriente al bien común y sea capaz de dinamizar una transformación digital crucial no sólo para el futuro inmediato de nuestro país sino, seguramente para varias generaciones.

  • ÍNDICE

A lo largo de los años, en la docencia ordinaria de grado suelo utilizar una estrategia para tratar de entender qué sentido deberíamos atribuir a la privacidad como concepto y como derecho en el momento actual. Se trata de un ejercicio comparativo, entre la que fue mi infancia y primera adolescencia en un entorno rural y la misma etapa en la vida de mis estudiantes. Ciertamente, desde el abismo que las separa se trata de experiencias particularmente divergentes. Tuve la fortuna de crecer en un entorno rural ajeno a cualquier tipo de control. Resulta sencillamente increíble que la mayor parte de mi generación haya llegado a la edad adulta sin ningún tipo de accidente o tara física significativa.

El caso de mis estudiantes resulta muy distinto. Puede afirmarse que la mayoría vivió una infancia vigilada o controlada. Particularmente, en el caso de aquellos que proceden de entornos urbanos. Para ellos y ellas, el espacio público como territorio abierto al juego y ajeno al control parental, prácticamente no existía. Son niños y niñas contemplados por sus padres y madres tras el cristal de la piscina en actividades extraescolares fotografiadas y compartidas hasta el hartazgo, con un control exhaustivo en el acceso al aula, geolocalizados, con videovigilancia en accesos y/o patios, o con entornos de juego online. Crecieron bajo la atenta mirada de muchos operadores que trataron sus datos. No resulta por tanto sorprendente que la concepción y la percepción de la privacidad de quienes en un número significativo de casos se convertirán en expertos en protección de datos, resulte particularmente ajena a la experiencia de las generaciones anteriores.

Por otra parte, y con el tiempo puede percibirse también una significativa tendencia a la simplificación de los procesos relacionados con la enseñanza del derecho en el periodo de aprendizaje. Existe una tendencia tan innata como poco corregida a buscar soluciones de “copiar-pegar”, los apuntes del profesor, el PowerPoint, o materiales simplificados al alcance de todos en las copisterías. Y ello contribuye a conformar una estructura mental que busca soluciones simplificadas. Esta visión, intencionalmente exagerada, resulta particularmente contrafactual desde el punto de vista del mundo hacia el que nos encaminamos.

En este número, se podrán encontrar brillantísimas aportaciones de expertos y expertas en protección de datos, de profesionales de muy distintos ámbitos del derecho o la tecnología, que anuncian un mundo caracterizado por la complejidad. Y no me refiero exclusivamente a los retos de la evolución normativa inmediata, ni tampoco a las tecnologías ya prácticamente instaladas a las que nos solemos referir en los últimos tiempos, como por ejemplo la inteligencia artificial o el blockchain. Con toda seguridad, el “metaverso” no va a ser el último reto que debamos abordar. Nos enfrentamos, sin ningún género de dudas, a un porvenir inmediato en el que la confluencia de las tecnologías que facilitan el procesamiento de información y un esfuerzo inversor particularmente significativo de la Unión Europea a través de los fondos de recuperación y resiliencia, auguran una fase acelerada de investigación, innovación y emprendimiento.

Este escenario traslada una particular responsabilidad para los profesionales de la privacidad: desde el recién egresado en un master hasta el último de los agentes con la capacidad de conformar las condiciones de cumplimiento normativo en nuestro sector. Debemos ser capaces de manejar algo más que el articulado del Reglamento General de Protección de Datos (LA LEY 6637/2016) y los desarrollos nacionales en la materia. Siempre afirmé, desde el ya lejano tiempo de mi tesis doctoral, que afrontar el derecho a la protección de datos desde su definición más básica podía conducir no sólo a soluciones erróneas, sino a un falso entendimiento del marco normativo aplicable que, lejos de proteger la privacidad, podría laminar significativamente otros derechos tanto individuales como colectivos. Nada en mi experiencia contradice esta tesis inicial. Al contrario, la complejidad que nos vemos obligados a gestionar en el día a día obliga, no sólo una concepción dinámica y evolutiva del significado último de la normativa sobre protección de datos, sino a una visión sistemática e integradora del conjunto del Ordenamiento que a la vez no puede perder de vista bajo ningún concepto, la realidad material.

En este sentido, el profesional de la protección de datos debe incorporar un conjunto de cualidades bien definidas por el RGPD, ser capaz de incorporar una visión certera de la realidad y exhibir un marco de compromiso individual con la calidad jurídica o técnica, poco o nada compatible ni con las recetas de copiar pegar, ni con los enfoques meramente teóricos y muy desconectados de la realidad.

En este número intentamos provocar la imaginación de nuestras colaboradoras y colaboradores para proporcionarles una pequeña ventana al futuro que nos espera. Confiamos en que miren el horizonte afrontando el reto de promover una sociedad en la que el tratamiento de datos, no sólo garantice los derechos individuales, sino que se oriente al bien común y sea capaz de dinamizar una transformación digital crucial no sólo para el futuro inmediato de nuestro país sino, seguramente para varias generaciones.

Dada la importancia del momento que afrontamos, en este número hemos intentado provocar la imaginación de nuestras colaboradoras y colaboradores, proporcionándoles un espacio para vaticinar el futuro que nos espera desde sus privilegiadas atalayas de la universidad, la administración y el ejercicio de la profesión. Creemos que esa mirada suya al horizonte de la privacidad nos va a permitir a todos afrontar con una visión más amplia y completa el reto de promover una sociedad en la que el tratamiento de datos, no sólo garantice los derechos individuales, sino que se oriente al bien común y sea capaz de dinamizar una transformación digital crucial no sólo para el futuro inmediato de nuestro país sino, seguramente para varias generaciones.

Ricard Martínez Martínez

Director de la LEY Privacidad

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Juanfran Merchan|18/03/2022 19:28:09
Un número monográfico muy interesante, práctico y de máxima actualidad. Muchas gracias Notificar comentario inapropiado
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