Este número 7 de la Revista de Probática, que sería el núm 33 de los antiguos Cuadernos de Probática publicados por la misma editorial, se centra de forma excepcional y monográfica en la «prueba digital» y la «prueba inteligente».
Bajo la dirección conjunta de los académicos Sonia Calaza López, Mercedes Llorente Sánchez-Arjona y Frederic Munné Catarina, se ha reunido a un elenco de innovadoras investigaciones de gran impacto científico y técnico, todas ellas enmarcadas en el Proyecto I+D+i de generación de conocimiento y fortalecimiento científico y tecnológico, titulado «Ejes de la Justicia en tiempos de cambio» (IPs Sonia Calaza y José Carlos Muinelo), del Ministerio de Ciencia e Innovación, con REF PID2020-113083GB-100, desde el 1 de septiembre de 2021 hasta el 30 de agosto de 2024.
La pandemia provocó, en los primeros meses, un «apagón total» de la Justicia española, con la sola excepción de los servicios considerados «esenciales». Esta parálisis evidenció la gran fragilidad de la Justicia postmoderna —la brecha digital— frente a su definitiva fortaleza clásica —la presencialidad e inmediación física—. Muy a pesar de la existencia de una norma de digitalización de la Justicia, de relativa modernidad, —la Ley 18/2011, de 5 de julio (LA LEY 14138/2011), reguladora del uso de las Tecnologías de la información y comunicación en la Administración de Justicia— lo cierto es que esta Administración de Justicia —a diferencia, por cierto, del resto de Administraciones públicas— quedó sumida en un estado de total hibernación durante la fase más aguda de la pandemia en el que, incluso, quedaron interrumpidos los plazos procesales. Muchos se quejaron —también los miembros del consolidado equipo de investigación que integramos el Proyecto recién referido— de que la verdadera transformación digital de la Justicia comenzase a afrontase, con determinación, al compás de una pandemia mundial y no antes, pues la incapacidad de la Justicia para «reinventarse» digitalmente y ofrecer una salida tecnológica airosa a la pandemia, tanto en su primera fase —de auténtico confinamiento judicial—, como después, resultó palmaria. Sin embargo, la crisis sanitaria también ha revelado, curiosamente, una fortaleza de nuestra Justicia moderna, que se mantuvo ilesa hasta el mismo comienzo de la parálisis más radical: su presencialidad, su viveza, su cercanía, su humanidad y su publicidad. Ninguno de estos atributos, de la Justicia analógica, se perderían y muchos otros podrían atesorarse, más pronto que tarde, si lográsemos alcanzar, al fin, la imprescindible digitalización de la Justicia en su conjunto, mediante el definitivo y responsable acercamiento, en un entorno digital seguro, de este «servicio público» al justiciable: minoración de costas y costes, sostenibilidad del ecosistema jurisdiccional, racionalización de los recursos públicos, simplificación de los nuevos trámites digitales, dinamización de innovadoras actuaciones procesales tecnológicas, autosuficiencia y resiliencia procesal telemática, universalización de los escritos obrantes en la red, predictibilidad de las resoluciones, prevención cibernética del conflicto merced a la implementación disruptivas técnicas de IA, protección informática reforzada de los/as justiciables especialmente vulnerables, democratización de la Justicia, resolución armoniosa on line de un buen número de controversias e, incluso, en paralelo, impulso de la transición ecológica y los ODS.
En la Revista nos hemos centrado en la construcción de un punto de partida para la inminente regulación de la prueba digital y de la prueba inteligente. Para ello contamos con la presencia, entre muchos otros destacados juristas, de tan ilustres colaboradores como el Excmo. Sr. D. Vicente Magro Servet (Magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo) quién nos ilustrará sobre la necesaria regulación de la prueba digital en la LECrim, en el convencimiento —por todos compartido— de que debe ganar autonomía conceptual, frente a su dependencia —ya clásica por inercial— respecto de los restantes medios probatorios; o especialistas de la altura científica de D. Joaquín Delgado Martín (Magistrado de la AN) quién diserta, en una dinámica entrevista sobre todo tipo de cuestiones relacionadas con la IA y la digitalización de la prueba.
Este monográfico presenta, en todas sus Secciones, un ingente número de elocuentes trabajos científicos y ensayos profesionales de los más variados académicos y empresarios, reunidos, en esta acción conjunta enmarcada en el Proyecto referido, para sentar las bases de una primera apuesta por la digitalización de la Justicia en el ámbito de la prueba electrónica y de la prueba inteligente.
Frederic Munné, Sonia Calaza y Mercedes Llorente.