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Jueces en la diana de ETA protagonizan la primera novela de la periodista María Luisa García-Franco

  • 25-2-2022 | Wolters Kluwer
  • Finalista del XVII premio Fernando Lara, Mejor No Contarlo gira en torno a tres personajes: la juez a la que ETA coloca en la diana, el pistolero que la elige como objetivo y el infiltrado que pasa información sobre las intenciones de los terroristas. Tres protagonistas para una novela en la que la ficción resulta creíble y lo más inverosímil ocurrió en realidad.
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La intensa ofensiva que realizó ETA contra jueces y fiscales que ejercían en el País Vasco en los últimos meses de 2001, con el antecedente de seis magistrados y una fiscal asesinados en toda España, es la situación real en la que está ambientada la primera novela de la periodista María Luisa García-Franco, Mejor No Contarlo. La autora fue corresponsal de ABC en el País Vasco durante veinte años y entre 2008 y 2015 colaboró en las corresponsalías autonómicas del Diario LA LEY.

En la frontera entre la literatura y el periodismo, Mejor No Contarlo, editada por Larrad Ediciones, es un thriller que se desarrolla en tiempos y escenarios reales, en los que imperaba la ley del silencio. Finalista del XVII premio Fernando Lara, la novela gira en torno a tres personajes: la juez a la que ETA coloca en la diana, el pistolero que la elige como objetivo y el infiltrado que pasa información sobre las intenciones de los terroristas. Tres protagonistas para una novela en la que la ficción resulta creíble y lo más inverosímil ocurrió en realidad.

María Luisa García-Franco habló en la presentación del libro en la Asociación de la Prensa de Madrid sobre cómo la mayoría de los jueces y los fiscales a quienes ETA pretendía asesinar decidieron, como lo habían hecho antes otras personas marcadas como objetivo por la banda terrorista, no compartir con su entorno la advertencia de los cuerpos policiales de que ETA tenía datos para atentar contra ellos, porque lo que cabía esperar en aquellos tiempos de la sociedad vasca no era solidaridad, sino distancia. Jueces y fiscales sufrieron también una situación de desamparo institucional, hasta el punto de que los presidentes de las audiencias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava llegaron a pedir protección al Consejo General del Poder Judicial. Aunque los cuerpos policiales habían encontrado en poder de ETA evidencias de la intención de la banda terrorista de matar al menos a un juez de los que ejercían en el País Vasco, la inmensa mayoría de ellos no recibieron como protección más que el consejo de variar itinerarios y rutinas.

La novela cuenta con un prólogo del reconocido escritor Lorenzo Silva en el que se afirma que “no hace mucho tiempo entre nosotros se podía morir por, simplemente, pensar o decir lo que a alguien molestaba o desempeñar de la manera más pulcra posible un oficio honrado”.

Juan Luis Ibarra, expresidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, escribe en el epílogo de Mejor No Contarlo que esta novela, las que se han ido publicando y las que se publicarán en el futuro, constituyen una aportación a la configuración plural de la memoria de lo que ocurrió y ayudarán a nuestros nietos a comprender, en términos de sociedad civilizada, cómo aquello pudo suceder.

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