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Cómo mejorará la inteligencia artificial la búsqueda en bases de datos jurídicas

  • 7-10-2021 | Wolters Kluwer
  • Un reciente webminar organizado por el Consell dels Il·lustres Col·legis d’Advocats de Catalunya (CICAC) ha permitido a expertos en Legal Tech explicar los avances que las tecnologías inteligentes supondrán para la búsqueda de documentación jurídica y el desarrollo de la analítica legal predictiva para mejorar el trabajo y la seguridad de los profesionales del Derecho.

Carlos B Fernández. Desde su presentación a comienzos de los años ochenta del siglo pasado, las bases de datos jurídicas se han convertido en herramienta imprescindible para todos los juristas. Pero sus grandes recopilaciones de legislación, jurisprudencia y doctrina científica, a las que las empresas proveedoras añaden un notable enriquecimiento por medido del análisis e interrelación de contenidos, no sirven de mucho sin un sistema de búsqueda eficaz.

Por eso el desarrollo de las tecnologías de búsqueda ha ido en paralelo al de las bases de datos. Como consecuencia, desde los primeros sistemas basados en la búsqueda por tesauros y el algoritmo TF – IDF, a los más recientes desarrollos que utilizan la expansión semántica, la ordenación de documentos por su relevancia jurídica o la sugerencia directa de resultados en la caja de búsqueda, la búsqueda jurídica ha ido mejorando sustancialmente sus prestaciones.

Esta mejora ha hecho que la búsqueda, esa herramienta esencial para el trabajo del jurista, pase frecuentemente desapercibida para los usuarios, que la dan por supuesta.

Y, sin embargo, la búsqueda jurídica, es una tecnología muy compleja y en permanente evolución. Como han señalado en más de una ocasión los expertos “la búsqueda en bases de datos no es un problema resuelto”.

De hecho, la creciente aplicación de las tecnologías de inteligencia artificial (IA) a este campo, abre un nuevo horizonte de posibilidades, que puede transformar la forma en que los profesionales del Derecho buscan y utilizan la información.

Precisamente a analizar el papel de la IA en la búsqueda de información jurídica se ha dedicado un reciente webminar organizado por el Área de Tecnologías de la Abogacía del Consell dels Il·lustres Col·legis d’Advocats de Catalunya (CICAC).

En el mismo, bajo la moderación de Joan Martínez, presidente de la comisión de Nuevas Tecnologías del CICAC y decano del Colegio de la Abogacía de Granollers-Vallès Oriental, intervinieron Cristina Retana, Directora de Innovación y contenidos de Wolters Kluwer Legal & Regulatory y Ferran Sala, Director General de Editorial V-LEX.

En la presentación del acto, Encarna Orduna, vicepresidenta del Consell de l’Advocacia Catalana y decana de Colegio de la Abogacía de Reus, subrayó desde el principio la importancia del tema: “La IA marcará de forma radical nuestra vida cotidiana como ciudadanos y cambiará nuestra forma de hacer las cosas y nuestro ejercicio profesional como abogados”.

¿Qué es la IA?

Bajando al detalle, Cristina Retana comenzó explicando que cuando se habla de IA se está hablando, en realidad, de múltiples tecnologías diferentes, pero con una característica común: su capacidad de emular el razonamiento lógico del humano, para extraer patrones y tendencias de grandes volúmenes de datos, prediciendo lo que va a suceder e intentando, yendo más allá, mejorar esa predicción.

En otras palabras, añadió Ferran Sala, se trata de un conjunto de tecnologías que intentan trasladar a las máquinas habilidades de las personas en términos de razonamiento.

Lo importante para los abogados, añadió Cristina Retana, es entender para qué sirven y qué límites tienen estas tecnologías, porque así se las podrá sacar el mayor partido como profesionales.

Las ventajas que aporta la IA a la búsqueda de información jurídica

En respuesta a esta pregunta del moderador, Ferran Sala indicó que la búsqueda de información jurídica se parece a un puzle que tiene una peculiaridad singular: que el usuario que busca no tiene una imagen clara del resultado final, ni sabe cuántas piezas va a tener que manejar. Además, en la resolución del problema interviene el factor tiempo, que para los abogados es un criterio valioso.

Todo ello lleva a pensar que los principales retos que plantea la búsqueda jurídica son ayudar al profesional a completar ese puzle en el mínimo tiempo posible y con la mayor seguridad posible, para que tenga claro cuáles son las piezas que va a necesitar. Ello genera una tensión entre tiempo y seguridad.

Afortunadamente para los profesionales, la nueva generación de herramientas que se están desarrollando va a resolver esa dicotomía, permitiendo aprovechar el tiempo sin olvidar la seguridad jurídica.

Y es que, como añadió Cristina Retana, igual que en los primeros tiempos de las bases de datos, los usuarios pasaron de los tomos en papel a las cajas de búsqueda, con la IA puede ocurrir un cambio radical similar. “La IA va a ayudar a reducir el tiempo necesario para localizar la información y a garantizar que se ha encontrado lo relevante”.

El peligro de limitarse a utilizar Google

Como han puesto de relieve recientes encuestas, muchos abogados comienzan su búsqueda de información por Google. Sin embargo, como explicó la directora de innovación y contenidos de Wolters Kluwer, “en términos de fiabilidad jurídica, en un sistema como en el español, que maneja múltiples fuentes normativas, desde la UE a la local, si solo se usa Google se corre el riesgo de no encontrar toda la información o de que esta no esté actualizada”.

No se trata solo ayudar al usuario a encontrar la información necesaria, sino de que esta cuente con un enriquecimiento que optimice las prestaciones de la búsqueda. Pero el proceso no acaba ahí, destacó, “además, hay que ayudar al cliente a preparar su estrategia, por medio de nuevas herramientas y funcionalidades”.

En palabras de Ferran Sala, Google nos enseñó que el lenguaje natural es la forma natural de buscar información. Por ello, este buscador es un buen sitio para empezar una búsqueda, pero es malo para concluirla, porque sus contenidos no garantizan las características que el profesional del derecho necesita.

Integrar el contenido de las bases de datos con la información disponible en los despachos

Joan Martínez se refirió a continuación a una realidad cada vez más frecuente, la de que muchos despachos acumulan ya en sus servidores, locales o en la nube, un gran volumen de información y conocimiento que puede ser muy útil en nuevos casos, por lo que planteó a los ponentes cómo se puede aprovechar ese conocimiento interno a través de las aplicaciones que se comercializan.

A este respecto Cristina Retana indicó que esta es, en efecto, una tendencia que cada vez va a ir a más. “Los despachos necesitan integrar la información de la base de datos jurídica que utilizan con la suya propia, lo que enriquece su trabajo frente a la casuística general”.

Y Sala explicó que ya existen en el mercado aplicaciones que conectan el espacio de almacenamiento del despacho con la base de datos, de forma que la búsqueda devuelve resultados de ambas fuentes. Una circunstancia que puede ir a más dado que el CGAE ofrece a todos los abogados acceso a un repositorio en la nube, lo que facilita la tarea.

Procesamiento del lenguaje natural y machine learning

A la pregunta de qué ramas de la IA reportan mayor utilidad al tratamiento de la información jurídica, Cristina Retana respondió que, una de las más relevantes es el procesamiento del lenguaje natural o NLP, por su abreviatura en inglés. Esta tecnología pretende facilitar la interacción entre el ordenador y el lenguaje humano, mediante la comprensión y el procesamiento de este último.

Se trata de una tecnología utilizada para extraer información de los documentos disponibles y también para automatizar respuestas que se ofrecen ante una consulta.

Pero, añadió también, a la hora de asignar relevancia a un documento localizado a partir de la identificación de los términos o expresiones utilizadas para la búsqueda, hay que tener cuidado porque, según en la zona del documento en que se encuentre el texto buscado, este tendrá mayor o menor importancia. No es lo mismo que esa expresión se encuentre en un alegado de parte que en la fundamentación ofrecida por el tribunal para resolver el caso.

Otra tecnología relevante, continuó Retana, es el machine learning o aprendizaje de máquinas. Unos desarrollos muy prometedores, pero también muy complejos de desarrollar. Se trata de que las máquinas puedan aprender de un conjunto de datos, sin intervención humana. Algo que requiere preparar un conjunto de datos de entrenamiento que permitan aprender a la máquina, supervisada o no supervisadamente.

Además, hay que tener en cuenta, advirtió, que muchas de estas tecnologías no van a dar un 100% de resultados, sino que estos dependerán de la finalidad de la búsqueda, ya sea encontrar un dato concreto o un conjunto de argumentos.

Para todo ello, es fundamental, en definitiva, contar con un equipo de trabajo multidisciplinar que permita identificar el mejor algoritmo aplicable e ir refinando su funcionamiento, de forma que se asegure la seguridad jurídica de los resultados ofrecidos. “Lo importante en este sentido, recalcó Retana, no es la cantidad sino la calidad”.

Un argumento con el que coincidió Ferran Sala quien subrayó por su parte que “para que la tecnología sea útil, los informáticos deben trabajar con gente que sepa mucho derecho. No hay que olvidarse de ellos para que estos sistemas sean posibles”.

Y, además de los algoritmos que leen los documentos y entienden de que tratan, mediante NLP, o la capacidad del machine learning para clasificar documentos o identificar citas de normas, órganos o sentencias, también se puede pensar en el Deep Learning. Una tecnología todavía más compleja que permite acercar el razonamiento humano a las máquinas, para que estas, con las limitaciones existentes, entiendan el derecho. “Eso implica técnicas de aprendizaje profundo, que permiten hacer recomendaciones de otros documentos o contenidos” explicó.

El futuro de las tecnologías predictivas en lo jurídico

Joan Martínez se refirió a continuación a lo importante que es, para los abogados, poder predecir o anticipar el resultado de su pretensión y la seguridad jurídica, algo para lo que las tecnologías predictivas que se están desarrollando parecen ofrecer prometedores resultados.

A este respecto, Sala explicó que hay dos tipos de tecnologías de analítica, la descriptiva, que valora lo que ha pasado en base a datos históricos, para permitir tomar decisiones informadas en base a su criterio jurídico y la predictiva, que se orienta a lo que va a pasar en el futuro, por medio de algoritmos que analizan patrones de datos.

El problema que surge con esta última es que el proceso conduce a un resultado, pero en ocasiones no permite conocer el razonamiento que ha llevado a esa decisión porque el sistema interrelaciona muchas variables en una forma que resulta difícil de interpretar, es una “caja negra”.

Por ello señaló que, en su opinión, no existe realmente todavía realmente una analítica predictiva que permite asegurar el resultado de un litigio, entre otras cosas porque no se dispone de toda la información disponible para ello.

Por otra parte, continuó, si alguna vez una máquina pudiese ofrecer una predicción exacta sobre el éxito de un caso, habría que analizar en qué situación sitúa eso a los abogados. Ello por no hablar de la situación en que quedarían aquellos abogados que no pudiesen acceder a esas tecnologías.

A este respecto, Cristina Retana añadió que, en el ámbito jurídico, el problema es que no hay una respuesta única a un problema concreto, depende del contexto y este varía. Por ello, las herramientas disponibles deben permitir al usuario contextualizar esa información y adoptar una decisión en consecuencia. Pero hoy por hoy va a ser difícil disponer de un indicador seguro de éxito.

Con todo, destacó, ya hay sistemas disponibles, como Jurimetria, que ayudan mucho al abogado a partir del análisis de datos basado en la IA. De esta manera, explicó, “la analítica predictiva ya permite ayudar a estimar posibilidades, posible duración del pleito, todo ello condicionado por la argumentación legal que se utilice”. En general, añadió, la analítica predictiva tiene mucho recorrido en los pleitos masa, que son más estandarizables. En estos casos, la IA puede ayudar a evitar el litigio o a proponer una sentencia.

Pero hay que ir caso a caso, advirtió, “no se puede generalizar. Hay que considerar las posibles variables. Y cuanto más complejo sea el pleito, más variables juegan y más complejo el proceso”.

IA y administración de Justicia

Los expertos subrayaron también la mejora que la utilización de la IA puede suponer para la administración de Justicia de nuestro país. Una administración que, como explicó Cristina Retana permite mucho más acceso a la Info jurídica que otros países europeos.

Pero una administración, también, que va a necesitar mucha tecnología para mejorar su funcionamiento, empezando por la básica. La IA, por su parte, puede a ayudar a reducir el tiempo de análisis de información y también la decisión sobre la iniciación o no de un litigio, impulsando intentos de negociación previa. “Hay proyectos en marcha, pero todavía ese aspecto es una limitación”, añadió.

La gran beneficiada de esa mejora, explicó Sala, debería ser la solución alternativa de conflictos, evitando la litigación oportunista.

¿Cuáles son los límites de la IA en lo jurídico?

El problema de partida, a la hora de considerar los posibles límites a la aplicación de la IA en el ámbito jurídico es que esta tecnología todavía no está regulada, aunque hay un proyecto de reglamento europeo y la reciente Carta de Derechos Digitales se refiere a ella.

Por ello, en opinión de Cristina Retana, cualquiera de estos desarrollos deben comenzar por tener en tener en cuenta los principios de privacidad desde el diseño que establece el RGPD.

En cuanto al entrenamiento, es necesario disponer de datos de calidad para que el resultado sea fiable y carezca de sesgos que puedan producir discriminación.

Además, debe considerarse la necesidad de la transparencia de los sistemas. “Algo complejo pero hay que asegurar que un algoritmo no pueda adoptar decisiones sin tener en cuenta todos los factores”.

En USA hay soluciones que incluso llegan a utilizar datos extraídos de redes sociales, lo que puede llevar a resultados con grandes sesgos que perjudiquen a las personas. “Por eso hay que huir de ese tipo de implementaciones”.

Ferran Sala añadió por su parte que habrá que ver si la UE no llega muy tarde con esta regulación. En particular, considera que hay que tener muy en cuenta los problemas que planten los sesgos, introducidos voluntariamente en los datos o en los métodos de cálculo, que pueden producir discriminación.

“Hay que poner el foco en el componente legal y ético y tener en cuenta que, en todo caso, la decisión última no puede depender de una máquina”.

El futuro que viene

Finalmente, Joan Martínez preguntó a los expertos qué nos espera en esta materia y qué nuevas funcionalidades vamos a ver

Un aspecto sobre el que Cristina Retana comenzó recordando que “ya hay mucho hecho que no se ve: hoy día ya se dispone de herramientas que ayudan mucho en la búsqueda (cosa que no hace Google) o en la ordenación de resultados, o el enlace entre los mismos o la presentación visual de indicadores”.

Y en un futuro próximo “veremos chatbots o herramientas para facilitar la consulta y el manejo de la información”.

Lo importante, subrayó también, es que “los abogados deben perder el miedo a la tecnología, porque esta no les va a sustituir, sino que es una aliada que les va a ayudar, tanto a ellos como a la administración de Justicia”. La experiencia dice que una vez que lo ven y lo entienden así, y aprenden a manejarlo, pierden ese miedo. Es un ejercicio que lleva tiempo, pero que da resultados y con la IA ocurrirá lo mismo.

En opinión de Ferran Sala, en los próximos tiempos veremos funcionalidades que reduzcan el tiempo de búsqueda, evitando incluso escribir la consulta. “Igual que nos hemos acostumbrado a preguntar a Alexa, nos acostumbraremos a nuevos interfaces de consulta de información. Y además, aumentará la seguridad jurídica, en especial mediante algoritmos de recomendación, que aporten valor al usuario. Las analíticas también mejorarán”.

Por otra parte, considera que “la irrupción de estas tecnologías va a ser menos traumática de lo que pensamos, porque muchas de ellas ya estamos usándolas en nuestra vida diaria. Hay mucha tecnología que ya se está utilizando de forma transparente para el usuario. Lo importante es que los avances se introduzcan de forma transparente para este, que simplemente vea que el producto funciona. El reto no es aprender a usar la tecnología, sino a pensar diferente”, concluyó.

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