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Ana Prado Blanco: «Los bufetes y las asesorías internas deben aplicar políticas de diversidad de género, de edad, procedencia, educación, nacionalidad, incorporando nuevos perfiles de expertos en nuevas metodologías»

• 4-6-2021 | Wolters Kluwer

Gerente Asesoría Jurídica, Mercedes Benz España, SA.

Recientemente se ha dado a conocer el informe de Wolters Kluwer «Future Ready Lawyer 2021» («Abogado del Futuro 2021»).

Este documento, elaborado en base a una encuesta realizada a 700 profesionales del sector jurídico de 10 países de Europa y EEUU, incluida España, analiza las principales tendencias que van a condicionar el futuro del ejercicio de la Abogacía, a tres años vista y cómo se van a preparar, tanto despachos como asesorías jurídicas corporativas, para conseguir mejorar su rendimiento en un contexto tan cambiante como el presente.

Con motivo de la publicación del informe, Diario LA LEY ha realizado una serie de entrevistas a destacados representantes nacionales de la abogacía y la empresa, sobre ese futuro inmediato que espera al sector legal en nuestro país, cuyas conclusiones se recogen también en el informe.

A continuación, recogemos las opiniones que, al respecto, nos ha trasladado Ana Prado Blanco, Gerente de la Asesoría Jurídica, Mercedes Benz España, SA.

El informe «Abogado del Futuro 2021» puede descargarse en este enlace.

¿Qué impresión tiene del impacto que ha producido hasta ahora la pandemia en los profesionales del Derecho, y cuál cree que puede ser ese impacto de cara al futuro?

Sin duda, el impacto más inmediato ha sido la rápida adaptación al entorno digital en el que nos hemos visto inmersos, sin ningún tipo de preaviso y en un contexto que ya era enormemente disruptivo y se encontraba en pleno proceso de transformación.

De repente, todos los profesionales del Derecho hemos tenido la necesidad de reinventarnos en, al menos, dos vertientes: por un lado, llevar a cabo una metamorfosis personal de nuestra metodología de trabajo, y por otro lado, ejercer una función de liderazgo en el acompañamiento de nuestro entorno, y todo ello, en modo urgente. Por ejemplo, en el asesoramiento de proyectos de digitalización que estaban planificados a largo plazo, pero que debido a la pandemia han tenido que ser implementados con carácter inmediato, todo ello con agilidad y practicidad sin precedentes.

¿Cuáles considera que son las características clave de las organizaciones que han resistido bien la crisis?

Flexibilidad, resiliencia, propósito y trabajo en equipo. Creo que las organizaciones y los profesionales más exitosos son aquéllos que han acogido con decisión y optimismo los nuevos retos legislativos y sociales que se están presentando. Y, además, conocedores de su importancia, aquéllos que se están dotando de los recursos, las capacidades y las herramientas adecuadas para manejarse en este nuevo entorno más digital, sostenible y personalizado a los gustos e intereses actuales.

¿Qué áreas del sector legal cree que se enfrentarán a una mayor disrupción en el futuro —para bien o para mal— y por qué?

Desde mi perspectiva, aún existe mucho potencial de evolución en campos como la elaboración y negociación de contratos, operaciones societarias, procesos de due-diligence… que claramente son susceptibles de simplificación, sistematización y digitalización, sin renunciar con ello a la calidad, la customización, por supuesto, a la seguridad jurídica.

Pero además de la aplicación de nuevas técnicas de Legal Tech a las tareas habituales de carácter legal, entiendo que en no mucho tiempo la disrupción también afectará a los procedimientos judiciales, comenzando lógicamente por aquellos procesos más frecuentes y de escasa cuantía, que podrían verse automatizados a través de procedimientos de resolución de conflictos alternativos, como la mediación digital.

La celebración de vistas en formato telemático ha resultado un recurso muy práctico y ya constituye una práctica que va a perdurar en nuestros Juzgados, para, probablemente, desarrollarse aún más.

Por otro lado, los profesionales del derecho estamos adquiriendo perfiles más multidisciplinares, habituándonos a combinar nuestra especialización en temas jurídicos con nuevas herramientas, capacidades y conocimientos en nuevos campos y tecnologías, que están cobrando una gran importancia, como son la inteligencia artificial, blockchain, la gestión de proyectos, metodologías ágiles y nuevos campos de especialización como la ciberseguridad, la protección de datos, los múltiples campos de la propiedad Intelectual…

¿Qué cambios realizados durante la pandemia piensa que se van a mantener?

El confinamiento nos ha brindado a todos, la oportunidad de descubrir nuevos formatos de trabajo más flexibles, permitiéndonos combinar, además, la esfera personal con la profesional. Esta nueva fórmula de trabajo ha llegado para quedarse, entiendo de forma combinada, pues hay que aprovechar cada una de las ventajas de los múltiples formatos.

Asimismo, se están desarrollando nuevos modelos de trabajo, que lógicamente están adoptando las metodologías y las herramientas de cooperación que hemos venido utilizando y que han resultado en una optimización de algunos procesos que han devenido obsoletos.

La búsqueda de la eficiencia, la concreción, la importancia del trabajo en equipo, los modelos de liderazgo basados en la confianza, nos han permitido desarrollar una serie de habilidades que estamos aprendiendo a implementar y desarrollar, gracias al gran esfuerzo realizado durante estos últimos tiempos.

En materia societaria, mantendremos la digitalización de los procesos societarios y el avance que se ha implementado en fórmulas de firma electrónica. Y por supuesto, en el ámbito procesal, mantendremos y desarrollaremos la comunicación por medios digitales y la celebración de vistas por medios telemáticos.

¿Cree que alguna de las tendencias relacionadas con la pandemia en el sector jurídico se verá revertida tras la crisis?

Espero que sí, y espero que afecte a todo lo relacionado con el contacto personal. La pandemia también nos ha enseñado cuán valiosa es la interacción personal con compañeros, clientes, proveedores… Confío en que nunca perdamos la idiosincrasia de nuestra profesión, en la que tanto el contacto personal, como la cercanía con los demás, continúan siendo tan necesarios.

¿En qué área de actividad de la profesión jurídica cree que va a tener mayor valor/impacto la Inteligencia Artificial en el futuro?

Entiendo que la IA tendrá un fuerte impacto en todo aquello relacionado con los Contratos, expedientes, procesos… Resulta impresionante descubrir el potencial de algunas herramientas, como los robots, que son capaces de clasificar información en expedientes, aprender de los procesos, identificar patrones… etc.

¿Qué otras tecnologías «punteras» considera que son fundamentales para el éxito de los profesionales del Derecho?

Me gusta pensar que tengo la mente bastante abierta para incorporar a los procesos tradicionales nuevas metodologías y herramientas de legal tech, y estoy segura de que un futuro muy cercano se está construyendo ya sobre plataformas basadas en IA, flujos de aprobación y revisión digitales, Blockchain, etc.

Una vez superada la crisis, ¿cuáles son las tres cosas más importantes que pueden hacer los bufetes de abogados y las asesorías internas de empresa para pasar de la supervivencia a la prosperidad?

1.— Aprender de la experiencia y mantener o aplicar nuevas metodologías de trabajo y formas de colaboración basadas en herramientas colaborativas que desemboquen en procesos más ágiles y prácticos.

2.— Aplicar políticas de diversidad, no sólo de género, sino también de edad, procedencia, educación, nacionalidad… incorporando nuevos perfiles expertos en nuevas metodologías como, Agile, ciberseguridad, IT, Project management…

3.— Eficiencia, concreción, claridad, especialización, propósito… Cada equipo debe de conocer y perseguir el dar el mayor valor añadido con el fin de proporcionar el mejor asesoramiento posible en el mejor interés de todas las partes, incluyendo, lógicamente, la posibilidad de negociar y alcanzar la mejor solución que pueda corresponder a cada caso concreto.

¿Qué cree que podrían hacer las organizaciones ya mismo para prepararse para la próxima crisis?

Creo que las organizaciones deben potenciar su capacidad de adaptación a un entorno cambiante y desarrollar nuevas fórmulas de comunicación.

Por supuesto, si no lo han hecho ya, toda organización debe explorar la creación de canales mixtos que conciban ambos formatos, el presencial y el digital como uno único, que, además, posibilite la transición de uno a otro de forma natural y automática.

Pero, además, creo que resulta indispensable entender qué se espera de las organizaciones en estos momentos, lo que podría sintetizarse en inmediatez, simplicidad de los procesos, personalización de los servicios… todo ello, sin olvidar la promoción corporativa de principios esenciales, como son la integridad, la diversidad y la sostenibilidad. Por poner un ejemplo, en un mundo eminentemente digital y basado en los datos, la reputación de una organización se medirá en función del tratamiento que realice de dichos datos, siendo por tanto fundamental, el respeto a la normativa vigente así como la aplicación de los valores ya mencionados.

El hecho de mirar hacia atrás, ¿puede impulsarnos hacia adelante? ¿Cuál es la mayor lección aprendida de la pandemia para la profesión jurídica?

La pandemia ha supuesto un gran desafío, tanto en nuestra esfera personal, como en la profesional, descubriéndonos habilidades y facetas que desconocíamos tener. Para los abogados, la pandemia nos ha brindado una excelente oportunidad para interactuar con compañeros y otros profesionales, proveedores y clientes desde una perspectiva diferente, con un objetivo común de superación y adaptación. Creo que nuestra generación nunca olvidará las enseñanzas que nos ha dado esta experiencia: sin duda, un gran aprendizaje sobre lo que es realmente importante en nuestras vidas, la volatilidad de nuestro entorno y nuestra capacidad de adaptación.