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«Spain is different»… o eso parece
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«Spain is different»… o eso parece

  • 7-6-2023 | Juan Antonio Gómez Trinidad
  • «Ojalá en España no tardemos mucho en volver al sentido común, en despolitizar la educación, en respetar la autonomía de padres y profesores, en limitar injerencias paternalistas de las administraciones educativas y, no estaría de más, en pedir cuenta de los desastres que generan con sus decisiones»
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Dicen que Suecia es el laboratorio social de Occidente y especialmente de Europa. Algunos incluso sostienen que hay que mirar a los suecos para saber cómo seremos dentro de diez años — hoy día debido a la aceleración histórica, apenas un lustro—. Así, por ejemplo, hace ya un siglo, el partido socialdemócrata sueco decidió acabar con el capitalismo, pero no a través de la revolución ni privatizando los medios de producción, que funcionan mejor en manos privada, sino cambiando la mentalidad de consumo, es decir, controlar al capital no por la demanda, sino por la oferta.

Para ello era necesario una ingeniería social que cambiase la mentalidad de la sociedad que ha calado en todo Occidente. El precio a pagar fue la autonomía del individuo: sin vínculos ni dependencias familiares a costa de la dependencia absoluta del Estado y sus políticas sociales. Esto se plasmó también en el plano educativo. El paternalismo estatal tuvo su expresión sintética, décadas después, en la famosa frase de la ministra Celaá: «No podemos pensar de ninguna de las maneras que los hijos pertenecen a los padres».

En el ámbito educativo, el Estado no solo dice lo que se debe enseñar, sino el cuándo y el cómo, ya sea la metodología o los medios materiales a utilizar. Hay que reconocer que al menos los suecos están teniendo la valentía de cuestionar las consecuencias de esos modelos sociales y educativos. Animo a los lectores que conozcan el documental La teoría sueca del amor, donde se muestran los problemas personales y sociales, tal como la soledad y el individualismo feroz, que ha producido una sociedad del bienestar basado únicamente en el confort a costa de cargarse los vínculos que suponen dependencia, sí, pero también posibilidad de crecimiento afectivo y enriquecimiento personal. Como ya advirtiera Aristóteles, nadie querría tenerlo si no tiene nadie con quien compartirlo.

En estos días ha sido noticia la decisión de la ministra sueca de Educación, Lotta Edholm, de suspender el plan de digitalización de las aulas que había aprobado hace unos meses la Agencia Nacional de Educación. Lo sorprendente es que se haya atrevido a cuestionar una corriente mundial de digitalización, y de dotación de instrumentos tecnológicos, contra las presiones económicas de las grandes multinacionales, pero también contra la complacencia gratuita de muchos pedagogos que daban por buenos la utilización de las pantallas.

El valor de la ministra ha sido exigir informes técnicos que demostraran, al margen de prejuicios de moda, con datos empíricos la validez de una medida metodológica e instrumental. Entre los informes recibidos, destaca el del instituto Karolinska cuya conclusión es la siguiente. «Toda la investigación del cerebro en niños muestra que no se benefician de la enseñanza basada en pantallas». Dicho de otro modo, la ministra sueca considera que la digitalización no es más que un experimento que no viene avalado por la evidencia empírica que, más bien, demuestra lo contrario.

Son cada vez más las voces que se unen en el mismo sentido, especialmente las escuelas de elite que vuelven al papel, así como los hijos de los grandes gurús de la inteligencia artificial. Christopher Willard, académico la facultad de medicina de la Universidad de Harvard, cuyos hijos de cinco y ocho años no usan esas plataformas, afirma que «…los niños están más felices sin ellas. Hablan más entre ellos, hay menos acoso escolar, estudian más y aprenden mejor».

Por otro lado, casi a la par, el informe PIRLS ha puesto de manifiesto el descenso significativo de la comprensión lectora en Suecia (ha bajado de 555 a 544) a pesar de estar muy por encima de la media europea (528). La ministra no ha dudado en culpar al uso de las pantallas de esa disminución y ha alertado del riesgo de crear «una generación de analfabeto funcionales».

«En estos días ha sido noticia la decisión de la ministra sueca de Educación, Lotta Edholm, de suspender el plan de digitalización de las aulas que había aprobado hace unos meses la Agencia Nacional de Educación. Lo sorprendente es que se haya atrevido a cuestionar una corriente mundial de digitalización, y de dotación de instrumentos tecnológicos, contra las presiones económicas de las grandes multinacionales»

En España la media es de 521 puntos y está por debajo de la media europea y de la OCDE. Pero en España esto no es problema: estamos a otra cosa. Y eso que la diferencia entre comunidades es mayor que la existente entre Estados (Asturias 550, Canarias 510 o Cataluña 507. (Se considera que 40 puntos de diferencia es equivalente a un curso).

Llevamos ya varias décadas en las cuales las reformas educativas no están basadas en evidencias empíricas, sino en fundamentalismos pedagógicos que muestran su ineficacia al desconocer la realidad. No son lógicas, sino ideológicas, desconocen la realidad, la falsean con unos axiomas y un leguaje esotérico que cuesta al docente asimilar más que cualquier innovación científica propia de su materia.

El colmo es que cualquier propuesta de mejora o de cambio se reduce, en el mejor de los casos, a un incremento de recursos. Una educación buena es cara, pero una educación cara no necesariamente es buena. Utilizando un símil de la informática, diría que tenemos un potente «hardware», los recursos, pero que nuestro «software» es débil y anticuado, aunque presuma de progresista. Por lo tanto, nuestro modo de usar esos recursos no es eficaz, como se demuestra en cada evaluación de nuestro sistema educativo.

En el peor de los casos, y tal como viene sucediendo en las últimas décadas, una teoría pedagógica es sustituida por otra, que se instala de modo despótico como si de un axioma científico se tratara. Incluso se anatemiza con distintos calificativos al que se opone a ella.

Decía líneas arribas que lo que ocurre en Suecia hoy, dentro de unos años se implanta en el resto de Europa. Ojalá en España no tardemos mucho en volver al sentido común, en despolitizar la educación, en respetar la autonomía de padres y profesores, en limitar injerencias paternalistas de las administraciones educativas y, no estaría de más, en pedir cuenta de los desastres que generan con sus decisiones. No podemos seguir como si no pasara nada, no podemos seguir con el Spain is different.

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Loli|08/06/2023 16:20:09
Excelente artículo. Muy interesante y de plena actualidad el tema .Muy claro en la exposición de las ideas. Importante que presente lo ocurrido en Suecia, para evitar que la situación en España empeore.Notificar comentario inapropiado
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