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¿De cuantas maneras puedes nombrar la lluvia?
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¿De cuantas maneras puedes nombrar la lluvia?

Pellicer Iborra, Carmen

Cuadernos de Pedagogía, Nº 543, Sección Editorial, Junio 2023, Cuadernos de Pedagogía

¿Hasta cuantos lenguajes, verbales y no verbales conocemos para poder describir las sensaciones que nos produce dejarnos mojar en una tarde de otoño? ¿Cómo podemos aproximarnos a lo que significan las mismas experiencias para los que aprendieron a descifrarlas muy lejos con otros códigos? El plurilingüismo no se agota al memorizar los verbos irregulares.

Sonidos. Palabras. Lenguaje. Pensamiento. Aprendizajes. Métodos. Multicultural. Plurilingüe. Inclusivo. Bilingüe.
Sounds. Words. Language. Thought. Apprenticeships. Methods. Multicultural. Multilingual. Inclusive. Bilingual.

Carmen Pellicer

Directora

«Un idioma diferente es una visión diferente de la vida»

Federico Fellini

(Director de cine. 1920-1993)

«No existe, desde luego, una conexión evidente y naturalmente dada entre las cosas y los sonidos con que se nombran. Pero tampoco se establece esta conexión por acuerdo puramente arbitrario. Más bien los nombres indican la posición de una comunidad respecto de las cosas del mundo circundante. Los nombres son un medio con que la comunidad se las entiende con este mundo, lo clasifica y lo interpreta. Para ello depende tanto de la constitución de la vida anímica humana y sus respuestas a las impresiones del mundo, como también de la situación espiritual y cultural en que se encuentra en cada momento. La relación de los nombres y las cosas no está natural ni arbitrariamente establecida; está condicionada por la historia del espíritu» (1) . Con este antiguo texto de Walter Porzig abría Elvira Fidalgo Francisco su artículo sobre «La metáfora en las designaciones de la lluvia» (2) . La catedrática gallega llega a identificar más de 100 términos para nombrar la lluvia cuyos rostros en tierras gallegas varían tanto a lo largo de cada estación. Cada palabra, muchas de ellas metáforas relacionadas con las experiencias de las aldeas, recoge un matiz diferente. En el idioma finés hay más de 50 palabras para describir la nieve, que aumentan en la región siempre blanca de Laponia. Los ingleses tienen más de 160 expresiones sobre el clima, y la lluvia protagoniza más de 100. Los valencianos apenas salimos del chispeo, diluvio, chaparrón o tromba de agua, no creo que arañando pasemos de las 20. Y, a pesar de haber vivido años en tierras anglosajonas, confieso que me sentía incapaz de acertar en las frecuentísimas descripciones sobre el clima a las que acostumbran sus habitantes. La misma sensación que experimento muchas veces en un hogar plurilingüe cuando me faltan palabras que describan la complejidad de la vida y los sentimientos cotidianos.

La relación entre el lenguaje y el pensamiento es discutida pero innegable, y está marcada por las múltiples y diversas experiencias que tenemos de la realidad a lo largo de esa historia del espíritu donde interiorizamos nuestra forma de comprender el mundo. La riqueza en el conocimiento de nuestra lengua nos permite contarnos a nosotros mismos con mayor profundidad. Conocer otras lenguas y sus contextos nos facilita abrirnos a múltiples encuentros enriquecedores. Conocerlas con fluidez hace que podamos narrarnos a nosotros mismos y escuchar a los otros con la suficiente fidelidad como para que esos encuentros generen lazos de complicidad. Aprenderlas es ya otro debate, el cuándo y el cómo, los equilibrios de uso, la eficacia de los métodos y si definimos varias lenguas como maternas, vernáculas, nativas o segundas y terceras son cuestiones mucho más polémicas pero necesarias para abordar con serenidad.

En el verano de 2002, Johannesburgo acogió la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Para esta ocasión, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) presentó la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural: una visión, una plataforma conceptual, un semillero de ideas, un paradigma nuevo (3) . En su introducción, el entonces director general del organismo, Koïchiro Matsuura, sostenía que la diversidad cultural debe elevarse a la categoría de «patrimonio común de la humanidad, tan necesaria para ésta como la biodiversidad para los seres vivos» y su salvaguarda se erige en imperativo ético indisociable del respeto por la dignidad de la persona.

El documento dedica un apartado al fomento de la diversidad lingüística —respetando la lengua materna— en todos los niveles de la educación, dondequiera que sea posible, y estima el aprendizaje de varios idiomas desde la más temprana edad. A lo largo de este capítulo se indica que, «en el sistema educativo se usan las lenguas como medios para transmitir conocimientos. También se enseñan como asignaturas. Las estrategias de educación multilingüe requieren que la enseñanza se ofrezca en varias lenguas. Para que el enfoque del pluralismo lingüístico se oriente verdaderamente hacia la diversidad, el currículo debería cubrir desde los primeros años de escolaridad todas las lenguas maternas que se hablen en el territorio, con el objeto de capitalizar la capacidad extraordinaria de los niños para aprender idiomas, e introducir otras lenguas necesarias para mejorar la comunicación tanto a nivel nacional como internacional». Este enfoque conciliaría la necesidad de preservar las identidades culturales con las demandas de comunicación y participación. «Impartir la enseñanza preescolar y primaria en varias lenguas supone un desafío psicolingüístico y político. Pero, lo que está fuera de cuestionamiento es que la diversidad lingüística resulta necesaria dentro de la dimensión de la diversidad cultural. Se debería ofrecer a las nuevas generaciones las herramientas lingüísticas que las capacitaran para movilizarse de un mundo a otro, desarrollando así un sentido crítico y reflexivo. Varios caminos podrían proponerse para fomentar dichas capacidades», concluye el texto.

Han pasado más de 20 años y el aprendizaje de las lenguas se ha tintado muchas veces de polémicas más políticas que educativas y apologéticas de dudosa fiabilidad. Para profundizar más en ello, este número de Cuadernos de Pedagogía incluye el Tema del Mes Inclusión y educación bilingüe cuya coordinación ha estado a cargo de Mark Levy, director de Programas de Inglés del British Council Spain. Este experto considera que «si el objetivo de la educación que ofrecemos es preparar a los jóvenes para vivir, participar y tener éxito en un mundo multilingüe y multicultural, entonces debemos ofrecer esta educación a todos los alumnos y asegurarles el apoyo necesario para tener éxito». Es decir, implementar una educación plurilingüe que sea inclusiva y esté disponible para todos los alumnos. Bajo esta premisa, escriben en estas páginas Ángela Álvarez-Cofiño Martínez, Ana Halbach, María Luisa Pérez Cañado, Amaya Puertas, Francisco de Paula Rodríguez Miranda, Gabriel H. Travé González, María Matesanz del Barrio, Viviane Ferreira Martins, Ofelia García y Anna Kristina Hultgren junto a un grupo de autores y autoras, quienes, a través de sus artículos, aseguran que los programas de educación bilingüe pueden y deben ofrecer oportunidades para que todos los alumnos alcancen los resultados de aprendizaje deseados.

En 2019, durante la reunión del Consejo Ejecutivo de la Unesco, se recogió en el orden del día el punto 37, sobre la Enseñanza de idiomas extranjeros y la diversidad lingüística (4) . Entre las recomendaciones que se incluyen, dada la diversidad lingüística, se encuentra el plurilingüismo, «definido como la capacidad de una persona de hablar varios idiomas, para proteger un patrimonio cultural, y al tiempo un medio de transmisión de valores como la comprensión de los demás, la paz y la tolerancia». Además, el plurilingüismo, al promover la movilidad, «es también un factor de empuje del desarrollo». Por eso, en este contexto, «es importante que los Estados hagan del aprendizaje de al menos dos lenguas extranjeras una de las prioridades de sus sistemas educativos. Esta prioridad debe llevarse a la práctica en el marco de un enfoque global, en particular invirtiendo en la formación de profesores de lenguas extranjeras, y mediante una introducción de su aprendizaje precoz desde una edad temprana, con el fin de aprovechar las capacidades cognitivas de los niños pequeños para este aprendizaje, así como sensibilizarlos sobre la diversidad cultural».

Esta preocupación está presente en la mayoría de los sistemas educativos, pero con diferente intensidad. La predominancia del uso del inglés en un mundo globalizado hace que los sistemas de raíces anglosajonas no siempre vivan con la misma ansia la necesidad de aprender otras lenguas. He visitado estos días algunas de las mejores escuelas de EEUU, en Massachusetts y Nueva York, en las que el español es la «lengua extranjera», que se comienza a aprender mucho más tarde y con menos recursos que nosotros abordamos nuestros programas de bilingüismo. La presencia de hispanohablantes en el aula se diluye entre alumnos que todavía están aprendiendo los colores y la enseñanza multinivel es un desafío enorme que se mezcla con factores vinculados a la raza o a la discriminación

Entonces, ¿de cuantas maneras puedes tú nombrar la lluvia? ¿Hasta cuantos lenguajes, verbales y no verbales conocemos para poder describir las sensaciones que nos produce dejarnos mojar en una tarde de otoño? ¿Cómo podemos aproximarnos a lo que significan las mismas experiencias para los que aprendieron a descifrarlas muy lejos con otros códigos? El plurilingüismo no se agota al memorizar los verbos irregulares. Esa indicación que recogíamos de la UNESCO de cómo el aprendizaje de las lenguas es un medio de transmisión de valores puede ser un arma de doble filo, bien para la consolidación de prejuicios, bien como la oportunidad de vencerlos definitivamente mediante la convivencia en una escuela verdaderamente diversa e inclusiva que nos permita no solo comprender las palabras sino crear memorias de experiencias compartidas para narrar juntos una realidad nueva.

(1)

PORZING,W.:El mundo maravilloso del lenguaje (Problemas, métodos y resultados de la lingüística moderna) Versión castellana de Abelardo Moralejo) Gredos, Madrid, 1964, pág. 57.

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(2)

FIDALGO FRANCISCO, Elvira La metáfora en las designaciones de la lluvia. Estudios románicos, ISSN 0210-4911, No. 7, 1991, págs. 61-68.

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(3)

Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural: una visión, una plataforma conceptual, un semillero de ideas, un paradigma nuevo: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000127162_spa

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(4)

La enseñanza de idiomas extranjeros y la diversidad lingüística: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000366997_spa

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