Darwin decía que la especie que sobrevive no es la más fuerte, sino la que mejor gestiona el cambio. Puede decirse que los abogados se encuentran justo en ese punto. En la bautizada como cuarta revolución tecnológica, los juristas viven tiempos de aprendizaje constante para surfear un tsunami de cambios sin precedentes en sus dinámicas de trabajo. Smart contracts, blockchain, legaltech, metaverso, inteligencia artificial, chat GP3 o automatización de documentos y procesos. Son solo algunos de los términos que han puesto patas arriba la manera de funcionar del sector legal.
Sobre cómo los tres poderes del Estado y el sector privado afrontan esta revolución versa la segunda edición de la obra «Legal Tech: La transformación digital de la Abogacía», editada por LA LEY y dirigida por el letrado del Consejo de Estado y profesor de derecho digital Moisés Barrio. El trabajo, que aúna la visión de más de 40 autores de reconocido prestigio, ha sido presentado este jueves en Madrid.
En la cita, celebrada en la sede del Consejo General de la Abogacía Española, su presidenta, Victoria Ortega, destacó el «carácter humanista» de una obra que profundiza en la obligación de que la ética siempre vaya de la mano del desarrollo tecnológico, uno de los ejes que vertebraron la mesa redonda. «El libro no plantea una batalla entre la máquina y la persona, sino una serie de prioridades, donde la tecnología debe estar al servicio de la ciencia y de la experiencia. En un mundo tan competitivo, conocer la tecnología es una exigencia. Es un libro constructivo», remarcó en la introducción del evento.
Seguidamente, Magdalena Valerio, presidenta del Consejo de Estado, confirmó que su institución estudia ya iniciativas en la línea de las propuestas que recoge este libro. Según el estudio Legal Tech: estado actual y predicciones para 2023, elaborado por Bigle Legal, un 73% de los profesionales legales en España considera prioritario invertir en soluciones de tecnología legal y a un 41% de los abogados de empresa les gustaría implementar servicios digitales orientados al cliente interno. Con estos datos sobre la mesa, Valerio remarcó que la transformación digital «está cambiando el mundo de manera radical» y la abogacía «no es ajena a este punto de inflexión».
En un contexto tan cambiante y evolutivo, Jorge Rodríguez-Zapata Pérez, magistrado emérito del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional, reflexionó sobre hasta qué punto la renovación digital cambiará el mundo jurídico. En este sentido, el exmagistrado valoró los avances en digitalización de las instituciones españolas y abogó por reforzar «la colaboración entre la abogacía, el sector privado, y la justicia». «En Estados Unidos, un tribunal supremo de California pone 50.000 resoluciones en un año, y en España esto parece inabordable. ¿Cómo se consigue? Con la colaboración entre el abogado y el tribunal […]. El uso de la tecnología en el sector legal no es optativo, sino necesario. La cantidad de papeles que hay que leer es inmensa y un ordenador puede digerir esto, y mediante Inteligencia Artificial, aprender y sacar conclusiones no previstas», subrayó.
Conclusiones similares alcanzó Asier Crespo, head of legal de Microsoft, quien planteó cómo la tecnología está cambiando la forma en la que los juniors aprenden los entresijos del gremio. Leer y analizar centenares de contratos es cosa del pasado, el oficio se reinventa y los becarios deben abrazar nuevas metodologías de aprendizaje, enfocadas en lo tecnológico. «Los despachos se tienen que adaptar a la nueva forma de trabajar y el abogado joven tiene que trabajar de una forma distinta. Ya no tendrá que repetir tareas para aprender, sino que tendrá que aprender a usar las herramientas e interrogar a la máquina. Lo mismo que interrogamos a un testigo. Y hay que saber interpretar las respuestas».
Coincidiendo con Ortega, Lola Conde, asesora jurídica del Banco Santander y copresidenta de la sección de abogados de empresa del ICAM, remarcó de nuevo la necesidad de que la revolución digital sea, ante todo, ética. Un proceso de humanización y a largo plazo en el que el papel de los juristas es esencial. «Los abogados somos humanistas y ayudamos a que la tecnología avance en la dirección correcta. Da igual la máquina que utilicemos: no perdamos el concepto humanista de la profesión».
Por su parte, Vicente Sánchez, CEO de Aranzadi LA LEY, calificó el libro de «obra maestra», un trabajo con dimensión y profundidad que aporta una visión completa de los principales ejes de innovación que están marcando el futuro de nuestras profesiones jurídicas. «Tengo el orgullo de afirmar que no existe una propuesta similar en España, ni hasta lo que yo conozco en otros países y estoy seguro de que gozará de una gran aceptación pasando a ser una referencia esencial en este campo».
Por último, Moisés Barrio explicó que la segunda edición de esta obra tiene diez capítulos más que la anterior, que aportan claves prácticas sobre blockchain, inteligencia artificial, chatbots como el ChatGPT, metaversos o smart contracts, entre otros. Tampoco faltan el examen de las últimas iniciativas, en curso y ya implementadas, en el ámbito de la justicia digital, o de la situación comparada en todo el mundo, con especial referencia a Latinoamérica. También cómo los actores, públicos y privados, están llevando a cabo sus respectivos procesos de transformación digital. Los capítulos han sido elaborados por los principales expertos en la materia, de ámbito europeo e internacional, remarcó el coordinador. Como reflexión general, puso de relieve que si una tarea puede ser automatizada, como la gestión documental y revisión de formularios, la búsqueda de jurisprudencia, la facturación o la contabilidad, lo será. Pero no debe verse como una amenaza. Más bien «como una oportunidad para centrarnos en tareas más creativas y de alto valor de la práctica legal».
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